A la mala racha en la que está inmerso el Filial, tampoco le ayudan los tres partidos consecutivos que ha tenido que jugar fuera de casa. Contra el Bellcairenc, los de Álex Rodríguez vivieron un déjà vu: un campo de césped natural irregular, un rival duro y falta de acierto en las dos áreas. Y el resultado fue el mismo que en los últimos dos partidos: a pesar de adelantarse en el marcador al inicio y marcar dos goles, el Andorra B se fue de vacío del municipal de Bellcaire d'Urgell.
El partido, eso sí, comenzó de manera ideal para el conjunto tricolor, que en el primer minuto se adelantó en el marcador gracias a una buena presión de Marc, que robó el balón y asistió de tacón para que Tiago marcara a portería vacía. El gol dio confianza al Filial, que en el primer tramo fue netamente superior y, en el minuto 10, habría podido dejar el duelo muy bien encarrilado en un mano a mano de Tozé.
Los minutos fueron pasando sin que el marcador variara, pero justo cumplida la media hora de juego, los locales aprovecharon un error en medio del campo para enviar un pase a la espalda de la defensa tricolor y volver a igualar el marcador. El 1-1 era un castigo excesivo para el Filial, que en los últimos minutos del primer tiempo perdió el control de un duelo que se endureció.
En la reanudación, el partido siguió en el mismo sentido y, en el 51', tras un balón prolongado, Robert se plantó solo ante Ángel y lo superó por encima para adelantar al Bellcairenc en el marcador. El partido se le había complicado mucho al Andorra B que, sin embargo, tuvo el empate en una acción donde Tiago, desde dentro del área pequeña, disparó desviado. Unos minutos más tarde, sin embargo, en un acrobático remate de chilena, Marc sí acertó al encontrar portería e hizo el empate.
Pero la alegría le duró apenas un minuto al conjunto tricolor y, en una acción muy similar a la del segundo gol local –un balón largo y una prolongación del delantero–, los de La Noguera volvieron a coger ventaja en el marcador con un 3-2 que ya no se movería a pesar de una ocasión clara de Miki, que acabó rematando desviado.
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